martes, 12 de noviembre de 2013

Día 11- El personaje favorito que has llevado

De forma rápida puedo afirmar que mi personaje favorito fue el mago Pentos, el cual murió cortada a la mitad por una espada divina en su esfuerzo por evitar el regresos de un dios antiguo a las tierras de la marca del este, aun que su vida fue corta, le agarre cariño al personaje ya que su personalidad de aventurero pedante fue apoyada todo el tiempo por buenas tiradas y un uso eficiente de hechizos que nublan los sentidos. Pentos era una elfo joven (110 años)  en busca de aventuras y realmente logro sobresalir por sus argumentos mordaces y una actitud heroica que le llevo inevitablemente al suicidio asistido por una horda de orcos, y el portador de la espada "mata todo".

Sobre Pentos ya no queda nada que agregar, pero si me pongo a pensar en mi papel como Narrador , sobre cual a sido el mejor personaje que me presento un  jugador, el culpable es Bartho Haseth ( pj de +Treker Sirius ). Bartho  era una especie de paladín/clérigo el cual siempre represento el papel típico de justiciero amigo de los niños (tradicional en D&D) , forma de ser que siempre choco de frente  con el mundo sandbox El FIN, el cual al ser un mundo bizarro en donde los dioses se encuentran luchando entre ellos, sacudió siempre al buen Bartho de un lugar a otro y aun que existieron grandes deidades que fungieron el papel de villanos corruptores, la forma de ser de Bartho siempre se mantuvo hasta el final de la campaña. 

De hecho, fue debido a su personalidad noble, que se vio envuelta en una gigantesca misión para restaurar el poder de la deidad que salvo su alma de a ver consumida por la nada y aun que regresar el poder del dios del destino le tomo prácticamente 6 meses de juego, Bartho siempre recordó su objetivo original y al final logro regresar el favor a la deidad. 

Y para terminar, solo me queda agregar, que es gracias a la magia de la Internet, el hecho de que podamos seguir disfrutando de las aventuras de Bartho Haseth, con un click en el video de abajo basta para entrar en sus zapatos. 


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